Salarios en caída libre: Argentina vuelve a quedar al fondo del ranking regional

Lejos de la promesa oficial de una recuperación “explosiva” de los ingresos, la realidad muestra que el salario mínimo argentino atraviesa uno de los peores momentos de las últimas décadas. Un informe reciente del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) confirmó que, medido en dólares, el salario mínimo cayó en noviembre de 2025 a apenas 225 dólares, ubicando al país en el último puesto de toda América Latina.

El derrumbe del poder adquisitivo no solo expone el fracaso del modelo económico del presidente Javier Milei, sino que además recuerda los peores registros desde la crisis del 2001. A contramano del discurso oficial, que insistía en que “los salarios en dólares iban a volar”, lo que terminó volando fue la capacidad de las familias trabajadoras para afrontar gastos básicos.

La comparación regional es contundente. Argentina quedó debajo de Brasil (288 dólares), Perú (335 dólares), Bolivia (395 dólares) y Paraguay (411 dólares). Muy lejos aparecen los países que hoy encabezan la tabla: Costa Rica (729 dólares), Uruguay (593 dólares) y Chile (567 dólares). El Celag advierte además un fuerte incremento en la desigualdad: dos tercios de la población percibe ingresos por debajo del promedio, y el 77% de los hogares no supera los 800 mil pesos por persona, unos 542 dólares.

La pérdida de poder adquisitivo también es evidente dentro del país. Un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA reveló que el Salario Mínimo, Vital y Móvil se desplomó un 34% entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025. Los meses más críticos se dieron al inicio del actual gobierno, con caídas del 15% en diciembre de 2023 y del 17% en enero de 2024. Para septiembre de 2025, el salario real quedó incluso por debajo del nivel previo al estallido de la convertibilidad.

La crisis tampoco perdona a los trabajadores registrados. De acuerdo con datos del INDEC, en septiembre los salarios formales volvieron a perder frente a los precios: la inflación alcanzó el 2,1%, mientras que los sueldos del sector privado subieron apenas 1,4% y los del sector público, 1,1%.

En un país donde cada mes se vuelve más difícil llegar a fin de mes, los indicadores económicos son el espejo de un modelo que recae sobre los trabajadores, jubilados y sectores populares para sostener un ajuste permanente. Para millones de familias argentinas, la promesa de la “recuperación” quedó en el discurso; la realidad es una pérdida histórica del poder de compra.