El gobierno de Javier Milei avanza con una profunda reforma laboral que busca enviar al Congreso antes de fin de año. El texto, diseñado por el equipo de Federico Sturzenegger, apunta a modificar pilares históricos de la legislación laboral argentina, con cambios en indemnizaciones, vacaciones, condiciones de trabajo y salarios.
El llamado “Consejo de Mayo” trabaja en los últimos lineamientos del proyecto, con la intención de lograr un consenso antes del 15 de diciembre. Aunque oficialmente se presenta como un intento de “modernización”, el borrador encendió alarmas entre sindicatos y sectores del trabajo que advierten una fuerte pérdida de derechos adquiridos.
Entre los puntos centrales del documento se destacan:
Indemnizaciones: se mantiene el cálculo de un mes por año trabajado, pero se impone un tope de diez sueldos y se excluye el aguinaldo del cálculo, lo que implicaría una reducción significativa del monto a percibir.
Vacaciones: el proyecto habilita un esquema fraccionado, que podrá dividirse por acuerdo entre las partes, lo cual podría restar capacidad de descanso real a los trabajadores.
Condiciones laborales: los empleadores podrán cambiar tareas o lugar de trabajo según “necesidades organizativas”, un punto que, según juristas laborales, vulnera la estabilidad de las condiciones pactadas.
Pagos no remunerativos: se autoriza incluir beneficios como comidas, gimnasio o guardería por hasta un 10% del salario, sin aportes patronales, medida que podría debilitar los fondos de seguridad social.
Licencias médicas: se reduce al 80% del salario en caso de enfermedad o accidente, también de carácter no remunerativo.
Retribución variable: se establece la posibilidad de pagos por productividad, sin que generen derechos adquiridos.
Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), Martín Rappallini reconoció que “no hay un proyecto cerrado ni consensuado”, aunque valoró el trabajo técnico que busca “una norma moderna y flexible”.
Sin embargo, los gremios ya preparan una fuerte resistencia. La CGT y las CTA sostienen que la reforma consolida un modelo que precariza el empleo y debilita el poder de negociación de los trabajadores. En medio del ajuste, Milei intenta avanzar con un cambio estructural que, de aprobarse, reconfigurará el mundo del trabajo en la Argentina.
