Milei sigue sin ser recibido por Trump y el nuevo anuncio sobre visas a EE.UU. genera más dudas que certezas

A casi ocho meses de haber asumido como presidente, Javier Milei todavía no logró concretar una reunión bilateral formal con su admirado Donald Trump. La ansiada foto en el Salón Oval de la Casa Blanca sigue sin materializarse, mientras desde el Gobierno se intenta mostrar avances con Estados Unidos que, en la práctica, podrían tardar años en concretarse.

Este lunes, Milei recibió en Casa Rosada a la secretaria de Seguridad Nacional estadounidense, Kristi Noem, con el objetivo de avanzar en su posible viaje a EE.UU. durante agosto. Allí firmaron una “declaración de intención” para incluir a la Argentina en el Programa de Exención de Visas (VWP). Sin embargo, todo indica que el trámite será largo y lleno de obstáculos. La propia funcionaria estadounidense admitió en público que sería “muy difícil” que este sistema se habilite en menos de un año. En paralelo, un comunicado oficial del gobierno norteamericano advierte que el proceso podría llevar “varios años”.

En medio de la expectativa por la visita presidencial a Washington, otro factor clave es la demora en la aprobación del plácet del polémico embajador designado por Trump para Buenos Aires, Peter Lamelas, a quien Milei conoció en noviembre del año pasado durante un acto en Mar-a-Lago. Desde entonces, el vínculo con la administración republicana se basa más en gestos simbólicos que en hechos concretos.

Desde Casa Rosada ya reconocen que el ingreso de Argentina al programa de exención de visas no será automático. Hablan de requisitos estrictos de seguridad y admiten que el proceso llevará tiempo. Sin embargo, en un intento por sumar algún logro a su debilitada política exterior, el Gobierno nacional optó por difundir la noticia como si ya estuviera cerrada, a pesar de que podría demorar años en hacerse realidad.

El antecedente más reciente fue el fallido viaje de abril a Mar-a-Lago, donde Milei voló para ver a Trump en la cumbre conservadora CPAC y ni siquiera logró cruzarse con el exmandatario. Ahora, con otro viaje a la vista, el oficialismo apuesta a una nueva postal que le permita justificar los gastos y sostener una agenda internacional que, por ahora, no logra despegar.