El mundo del fútbol argentino se encuentra de luto tras la muerte de Hugo Orlando “El Loco” Gatti, quien a los 80 años dejó un legado imborrable en la historia del deporte. Gatti, quien alcanzó la gloria como arquero de Boca Juniors y fue una figura legendaria de la Primera División, falleció este jueves luego de una dura batalla en terapia intensiva, donde permaneció en estado irreversible durante los últimos dos meses.
El “Loco”, apodado por su estilo único y audaz bajo los tres palos, se destacó en momentos claves de su carrera, entre ellos, la histórica Copa Libertadores ganada por Boca en 1977. En esa edición, Gatti fue el encargado de detener el último penal en la final ante el Cruzeiro, asegurando el título para el Xeneize. Su carrera, sin embargo, no se limitó a Boca, sino que abarcó varios clubes del fútbol argentino, como River Plate, Gimnasia y Esgrima La Plata, y Unión de Santa Fe, además de su debut en Atlanta, su primer equipo profesional.
En sus últimos años, Gatti trabajó como panelista en programas deportivos en España, participando en emisiones como “El Chiringuito de Jugones”. Su vida, siempre llena de anécdotas y su característico humor, dio un giro inesperado el mes pasado, cuando sufrió un accidente mientras paseaba a su perro, lo que lo llevó a ser operado de la cadera. A pesar de la intervención, una infección bacteriana se complicó, lo que derivó en un cuadro respiratorio grave que finalmente terminó con su vida.
A lo largo de su carrera, Gatti se destacó no solo por sus logros, sino también por su estilo de juego revolucionario para su tiempo. Fue uno de los primeros arqueros en adelantar su posición y actuar como un líbero, jugando con los pies de forma similar a un defensor. Además, su nombre quedó grabado en la memoria colectiva del fútbol argentino con una de las atajadas más recordadas de todos los tiempos, la famosa “tapada de Dios”, en la que salía a achicar en un mano a mano con los brazos extendidos y el pecho protegido.
Gatti fue uno de los futbolistas más longevos de la historia de la Primera División, con un récord de 765 partidos disputados en el torneo local. Además, ostentaba el récord de mayor cantidad de penales atajados (26), junto a Ubaldo Fillol, otro gigante del fútbol argentino.
Su último gran logro fue la participación en la Selección Argentina, con la que jugó 18 partidos, destacándose su participación en la Copa América de 1975 y el Mundial de 1966, donde fue parte del plantel aunque no disputó minutos en cancha.
Con su muerte, se despide uno de los arqueros más carismáticos y admirados en la historia del fútbol argentino, un hombre que trascendió más allá de sus logros en la cancha y dejó una marca indeleble en cada hincha que lo vio jugar.