El escrutinio definitivo de las elecciones legislativas confirmó la victoria ajustada de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires sobre el peronismo de Fuerza Patria, por una diferencia de apenas 29.354 votos sobre un total de más de nueve millones de sufragios. El resultado ratifica el liderazgo del presidente Javier Milei en términos electorales, pero al mismo tiempo expone las debilidades estructurales de su fuerza política en el principal distrito del país.
El recuento final otorgó a La Libertad Avanza, que llevó como candidato a Diego Santilli, un total de 3.649.988 votos, equivalentes al 38,02%, mientras que la lista encabezada por Jorge Taiana por Fuerza Patria alcanzó 3.620.634 votos, el 37,72%. La diferencia, del 0,3% ínfima en términos porcentuales, no altera la distribución de bancas ni la hegemonía territorial del peronismo en la mayoría de los municipios bonaerenses.
El proceso fue encabezado por la Cámara Federal de La Plata, la Suprema Corte provincial y el juez federal con competencia electoral Alejo Ramos Padilla. La variación respecto al escrutinio provisorio fue mínima: la noche del 26 de octubre, el libertarismo había informado una ventaja de 46.600 sufragios, que ahora se redujo a 29.354.
El dato político más relevante del escrutinio es la confirmación de que la división del peronismo bonaerense fue determinante para la derrota. Además de Fuerza Patria, que concentró el voto del kirchnerismo y del oficialismo provincial, otras expresiones de raíz peronista o justicialista no alineadas sumaron un caudal considerable: Florencio Randazzo con Provincias Unidas obtuvo 215.585 votos (1,76%), Santiago Cúneo con el Partido Nuevo Buenos Aires alcanzó 117.149 (0,96%) y Fernando Gray con Unión Federal llegó a 79.215 (0,64%). Entre las tres fuerzas sumaron más de 410 mil votos, suficientes para revertir el resultado y devolverle al peronismo la victoria en el distrito más poblado del país.
La dispersión del voto justicialista volvió a evidenciar la crisis de conducción y el vacío político que atraviesa el movimiento tras el retiro electoral de Cristina Fernández de Kirchner. Sin una referencia común, los distintos sectores compitieron entre sí, fragmentando el caudal histórico del peronismo y allanando el camino para que La Libertad Avanza se impusiera en una provincia donde el oficialismo libertario carece de estructura, militancia y representación territorial consolidada.
El contraste con las elecciones primarias de septiembre resulta elocuente: en esa instancia, Axel Kicillof había logrado el 47,28% de los votos, frente al 33,7% obtenido por La Libertad Avanza, una diferencia superior a seis puntos que hoy se revirtió. La caída del voto peronista, acompañada por el crecimiento de las opciones disidentes y el corrimiento de una parte del electorado hacia expresiones liberales y antipolíticas, terminó por definir el resultado.
El triunfo libertario, por lo tanto, tiene un valor simbólico más que estructural. Milei logró quebrar por primera vez el dominio histórico del peronismo bonaerense, pero lo hizo apoyado en alianzas circunstanciales y sin anclaje político en el territorio. La paradoja es que ganó la elección, pero sigue sin poder real en el distrito que define el mapa político del país.
El jueves 6 de noviembre la Junta Electoral convocará a los apoderados de todas las agrupaciones a una audiencia para revisar los resultados y recibir posibles impugnaciones, aunque no se espera que ese proceso altere los números finales.
El resultado definitivo deja una conclusión clara: la provincia de Buenos Aires continúa siendo el escenario central de la disputa nacional y el espejo de las tensiones internas del sistema político argentino. La Libertad Avanza se impuso por la mínima diferencia, pero la verdadera razón de su triunfo fue la fractura del peronismo. Allí donde hubo división, no hubo victoria.
