Desempleo en alza: casi 8 de cada 100 personas no consiguen trabajo en la Argentina de Milei

El mercado laboral profundiza su crisis: menos gente busca empleo, pero más queda afuera.

La economía no arranca, y el impacto empieza a sentirse con fuerza en los hogares. El último informe del Indec reveló que el desempleo alcanzó el 7,9% en el primer trimestre de 2025, una suba marcada respecto al 6,4% registrado a fines del año pasado. Detrás de la estadística, hay más de un millón de personas que quieren trabajar y no pueden.

El dato confirma lo que desde hace meses advierten especialistas, gremios y organizaciones sociales: el modelo económico actual está generando exclusión. Menos empleo, menos consumo, más pobreza. Y sin medidas de contención, el deterioro amenaza con profundizarse.

Además del salto en la desocupación, también cayó la tasa de empleo, que pasó del 45,7% al 44,4%, y la de actividad, que bajó al 48,2%. Esto significa que no solo hay más desocupados, sino también menos personas intentando ingresar al mercado laboral, posiblemente desalentadas por la falta de oportunidades.

Incluso en la Ciudad de Buenos Aires, uno de los distritos con mayor dinamismo económico, la desocupación aumentó un punto en apenas tres meses: pasó del 6,7% al 7,8%, según el propio organismo estadístico porteño.

🔍 ¿Qué hay detrás de los números?

Aunque el gobierno nacional insiste con un discurso de recuperación, los datos oficiales lo contradicen. La caída del empleo no se debe solo a factores estacionales, sino a una recesión que se profundiza, con cierres de pymes, despidos en el sector público y una parálisis de la obra pública que arrastra a múltiples rubros.

En paralelo, el consumo sigue desplomándose y eso afecta directamente a los sectores que más empleo generan, como el comercio y los servicios. La inflación, aunque desacelerada, erosiona los ingresos y achica el mercado interno.

📌 El dato no es neutro

La suba del desempleo no es solo un indicador técnico: es una señal de alerta social. Significa más familias sin ingresos estables, más jóvenes sin horizonte laboral, más adultos mayores empujados a sostener economías familiares quebradas.

En los barrios, en las colas de los comedores, en las changas que ya no alcanzan, la crisis tiene rostro humano. Y ese rostro está cada vez más presente.

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