Argentina atraviesa una combinación de desafíos políticos y económicos que se intensificaron luego de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, donde el peronismo se impuso con contundencia, superando el 47% de los votos y marcando un duro revés para el presidente Javier Milei.
Mercado en rojo y señales de alarma
En el plano económico, el escenario se volvió aún más crítico tras los comicios. Las cotizaciones del dólar en sus distintas variantes (BNA, Blue, Tarjeta, CCL y MEP) registraron fuertes incrementos, mientras la Bolsa sufrió un derrumbe. El riesgo país superó los 1.000 puntos —con picos de hasta 1.100—, reflejando las dudas sobre la capacidad de pago del gobierno y la sostenibilidad del plan económico.
El ministro de Economía, Luis Caputo, intervino en el mercado cambiario con operaciones “brutales” que quemaron cientos de millones de dólares, lo que disparó interrogantes sobre la continuidad de su estrategia y sobre su propia permanencia en el cargo. Paralelamente, Milei dio “aire” a una propuesta de liberar totalmente el dólar y eliminar las bandas cambiarias.
La caída de bonos y acciones tanto en Buenos Aires como en Wall Street confirmó el anticipado “lunes negro” posterior a las elecciones. La producción industrial volvió a retroceder, la actividad económica se contrajo y, aunque la inflación porteña mostró una leve desaceleración en agosto, acumula ya un 20% en lo que va del año.
Los grandes fondos de inversión marcaron distancia. Morgan Stanley advirtió que el programa económico no es viable y anticipó mayor restricción monetaria, mientras que JP Morgan reconoció el “deterioro del plan”. A este escenario se suman vencimientos de deuda por más de USD 7.000 millones hasta enero, reservas en caída (USD 900 millones menos en pocos días y USD 14.000 millones evaporados en el año), frenos a giros de dividendos en Vaca Muerta, un derrumbe del 83% en la producción pesquera y denuncias por abandono de obras públicas.
Golpe político para Milei
En el terreno político, el resultado bonaerense fue calificado como una “paliza” histórica que dejó al oficialismo contra las cuerdas y abrió un debate sobre la viabilidad de las reformas planteadas por Milei. El propio presidente admitió “soberbia” en su gestión, aunque ratificó que no modificará “ni un milímetro” el rumbo económico.
El PRO se replegó tras la derrota, mientras varios mandatarios regionales y presidentes latinoamericanos —algunos de ellos previamente insultados por Milei— felicitaron a Axel Kicillof. Analistas coinciden en que La Libertad Avanza llega debilitada y “muy atrás” a la disputa de octubre.
Fracturas internas y denuncias
La interna oficialista también mostró tensiones. Karina Milei busca retener a Lule Menem en el esquema de poder, en medio de choques con el propio presidente. Santiago Caputo intenta desplazar a los Menem y asegurar el control de la campaña electoral, mientras que referentes libertarios —“Las Fuerzas del Cielo”— reclaman cambios en la conducción.
Denuncias por supuestas coimas y casos de corrupción que involucran a Karina Milei y a miembros de la familia Menem agravan el desgaste en la Casa Rosada.
Oposición fortalecida y Congreso activo
La oposición, en cambio, encontró aire político tras la victoria electoral y logró bloquear medidas clave del Ejecutivo: rechazó el veto presidencial a la ley de discapacitados con una mayoría aplastante y modificó la ley de DNU para limitar el uso de decretos por parte de Milei.
Los rectores universitarios presionan para que se reglamente la Ley de Financiamiento Universitario, mientras que gobernadores se entusiasman con la debacle oficialista y buscan consolidar su rol como árbitros del Congreso.
En paralelo, distintos sectores sociales manifestaron su preocupación: las bibliotecas populares, el universo pyme y hasta las Fuerzas Armadas, disgustadas con el ministro Petri, se volcaron masivamente a apoyar al peronismo.
Un escenario de incertidumbre
Con un frente opositor en ascenso, un oficialismo golpeado en las urnas y una economía en estado de fragilidad extrema, Argentina se adentra en semanas decisivas rumbo a las elecciones de octubre. La victoria bonaerense del peronismo no solo redefinió el mapa político, sino que dejó en evidencia las limitaciones del modelo libertario y abrió un escenario de creciente incertidumbre.