En medio de un clima de tensiones y señales internas dentro del oficialismo, Patricia Bullrich dejó formalmente el Ministerio de Seguridad para asumir su banca en el Senado. La salida no fue silenciosa: eligió un acto con alto contenido político para presentar a quien la reemplazará, Alejandra Monteoliva, y para lanzar la polémica Agencia Nacional de Migraciones (ANM), un organismo que ya genera debate por su enfoque rígido y su alineamiento con la doctrina de seguridad del gobierno de Javier Milei.
Bullrich utilizó el evento para dar por cerrada una etapa, pero también para reafirmar que su influencia seguirá intacta. A pesar de abandonar el gabinete, dejó claro que desde el Congreso buscará sostener la misma línea dura que caracterizó su paso por el Ministerio. “Mi vuelta al Congreso es necesaria para consolidar las bases políticas del Gobierno”, dijo en un mensaje que resonó más como advertencia que como despedida.
Durante su exposición, hizo un repaso de su gestión y celebró la creación de la nueva Agencia de Migraciones, que dependerá de Seguridad. Según su visión, el organismo permitirá “una administración más integral y federal”, aunque distintos sectores cuestionan que se trate, en realidad, de un mayor endurecimiento del control migratorio.
En un tono similar, defendió la política del gobierno en materia de delitos transnacionales: “Argentina ha logrado que las grandes bandas del crimen organizado que vienen de países vecinos estén hoy controladas y reducidas”, aseguró. El discurso apuntó a reforzar la idea de que su gestión dejó resultados, aun cuando organizaciones especializadas y expertos en seguridad plantean dudas respecto a la veracidad de esas afirmaciones.
La nueva titular del área, Alejandra Monteoliva —de perfil técnico pero alineada a la doctrina Bullrich— aprovechó su intervención para agradecer a la exministra y para confirmar que continuará el mismo enfoque represivo: “El que las hace las paga”, repitió, dejando en claro la continuidad conceptual dentro del Ministerio.
Aunque Bullrich cambie de lugar, Milei no pierde a una de sus principales voceras de la línea más dura. Desde el Senado, la futura legisladora promete seguir operando en uno de los terrenos más sensibles, en un momento en que el país atraviesa un crecimiento de la conflictividad social, un deterioro del tejido económico y un gobierno que insiste con políticas que golpean a la mayoría de los argentinos.
