La crisis industrial sigue golpeando con fuerza a la Argentina, y el sector textil se convirtió en una de las víctimas más claras del modelo económico de Javier Milei. Según el último relevamiento de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), la producción cayó un 18,1% interanual en agosto, cuadruplicando la caída promedio de la industria nacional.
El desplome es todavía más profundo que el registrado en julio, cuando la contracción fue del 10,1%. Hoy, la capacidad instalada se utiliza apenas al 41,5%, lo que significa que más de la mitad de las máquinas y talleres del país están paralizados.
“La situación es extremadamente delicada. No se trata solo de la caída del consumo, sino también del ahogo financiero y de los costos que las empresas ya no pueden sostener”, explicó Celina Pena, gerente general de FITA, reflejando la preocupación general del sector.
En este escenario, la pérdida de empleo es alarmante. Durante julio, los rubros textiles, de confección, cuero y calzado registraron 108.000 trabajadores formales, lo que implica 5.000 puestos menos que el año anterior. Desde febrero de 2024, el empleo en la industria textil no deja de caer, dejando a miles de familias en una situación desesperante.
A diferencia de otros rubros, los precios textiles aumentan por debajo de la inflación general, lo que limita aún más la rentabilidad. En septiembre, los productos del sector subieron apenas 19,7% interanual, mientras que la inflación total alcanzó el 31,8%.
El golpe también llega al campo. Según el Semáforo de Economías Regionales de Coninagro, la producción de algodón cayó 15% en la última campaña y los precios al productor aumentaron solo 10%, muy por debajo de la inflación.
En el frente externo, el panorama es desolador: las exportaciones se derrumbaron un 12%, mientras que las importaciones crecieron un 119%. Con un mercado interno deprimido y una apertura comercial que favorece la competencia extranjera, la industria textil nacional enfrenta un escenario cada vez más insostenible.
Lejos de la “recuperación” prometida por el Gobierno, las cifras confirman que el modelo de ajuste, endeudamiento y apertura indiscriminada golpea de lleno a la producción argentina y destruye el trabajo nacional.
