El massismo frenó al kirchnerismo y se cayó la reelección indefinida en Provincia

La ausencia de la senadora Sofía Vanelli dejó al oficialismo sin quórum en el Senado bonaerense. El proyecto impulsado por Luis Vivona para habilitar reelecciones indefinidas de legisladores, concejales y consejeros escolares naufragó. Massa se plantó y mandó un mensaje claro en medio de la interna peronista, que ahora también enfrenta a su espacio con el kirchnerismo.
La escena parece sacada de una novela política escrita a contramano de la voluntad popular. Una silla vacía en el Senado bonaerense terminó siendo más elocuente que cualquier discurso: la de la senadora massista Sofía Vanelli. Su ausencia no solo frenó la sesión; también dinamitó una avanzada silenciosa pero decidida del kirchnerismo para habilitar las reelecciones indefinidas de legisladores, concejales y consejeros escolares.
La sesión no fue. El Senado quedó congelado a las 18:21, con Luis Vivona —vicepresidente primero de la Cámara— sentado al frente del recinto, pero sin los números para arrancar. La vicegobernadora Verónica Magario nunca apareció. Y no fue solo una ausencia física: fue una decisión política. Una que huele a cálculo interno, pero también a una interna que ya no se disimula.
Vanelli rompió el guion a último momento. Lo hizo desde su cuenta de X, donde escribió lo que muchos piensan pero pocos dicen en voz alta:
“La sesión de hoy… ¡atrasa! Tomé la decisión de no asistir. En lugar de discutir los problemas reales de las y los bonaerenses, estamos debatiendo las RERERE… de legisladores????”
Fue un tuit, pero también una declaración de principios. Y un cachetazo seco a sus compañeros de bancada.
La política tiene estas cosas: lo que no se dice en el recinto, se grita en los pasillos, en redes, o en el silencio atronador de un banco vacío.
El proyecto de Luis Vivona —senador del riñón kirchnerista— buscaba eliminar los límites a las reelecciones, una jugada de alto voltaje en tiempos de hartazgo ciudadano. La propuesta excluía a los intendentes, tal vez como un intento de no encender todas las alarmas a la vez. Pero ni ese gesto alcanzó. Los números no daban.
Y cuando los números no cierran, las internas se abren. El massismo, este martes, mandó un mensaje fuerte y claro: no cuenten con nosotros para esta.
Desde Unión, Renovación y Fe, los senadores Carlos Kikuchi, Sergio Vargas y Pablo Ventura avisaron que darían quórum solo si el bloque oficialista bajaba completo al recinto. No ocurrió. La oposición (UCR, PRO, Cambio Federal, Derecha Popular y La Libertad Avanza) tampoco dio quórum. Y así, la sesión se cayó como un castillo de naipes.
La historia se cuenta fácil: el kirchnerismo quiso imponer la re-reelección, pero el massismo dijo no. Y no fue un no tibio. Fue político, público, y con intención de marcar el rumbo. Massa mostró que su palabra sigue pesando. Y que, cuando se trata de valores, está dispuesto a asumir costos dentro de su propio espacio.
El peronismo bonaerense, lejos de dar una imagen de unidad, volvió a mostrar sus grietas más profundas. Lo que antes era una tensión entre oficialismo y oposición, ahora también arde dentro de la propia coalición. El kirchnerismo quedó expuesto, pero el massismo también mostró los dientes. La interna peronista sigue su curso, y la fractura ya no es silenciosa.
Vanelli eligió no estar. Y ese vacío fue más potente que cualquier voto afirmativo. Porque a veces, en política, decir “no” también es una forma de cuidar lo que sí importa. Y de marcar territorio, incluso (o sobre todo) puertas adentro

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