La situación de los jubilados en el país se vuelve cada vez más crítica. Los aumentos en los medicamentos más consumidos por personas mayores no cesan, y en julio se registró un incremento del 5% en la canasta de remedios y del 7,6% en los medicamentos del vademécum de PAMI. Esto significa que, en el último año, los precios de estos medicamentos han aumentado un 386% en promedio.
La situación es aún más grave si se considera que, en el mismo período, el poder adquisitivo de las jubilaciones ha disminuido significativamente. La jubilación mínima ha perdido un 35,2% de su valor en términos de medicamentos, y la jubilación mínima sin bonos ha caído un 30,4%.
Los jubilados se enfrentan a una situación dramática, en la que deben elegir entre comprar medicamentos esenciales o cubrir otras necesidades básicas. La inflación y los aumentos en los precios de los medicamentos han reducido significativamente su calidad de vida, y es necesario que se tomen medidas urgentes para abordar esta crisis.
Es inaceptable que, en un país con una economía en recesión, los jubilados deban sufrir las consecuencias de la inflación y los aumentos en los precios de los medicamentos. Es hora de que se adopten políticas que protejan el poder adquisitivo de las jubilaciones y garanticen el acceso a medicamentos esenciales para los más vulnerables.